
Un pintor de nombre Destino tenía preparado el mejor decorado natural para que, en el día previsto y a la hora prevista, un recién llegado al lugar formulase la pregunta mágica: ¿te he visto en otra parte? ….
Y la princesa que creía en los cuentos de hadas, pensó que quizás sí …. pero no se trataba de un recuerdo real …. ¿Dónde había visto antes tu poesía interior? ¿Dónde tu sensibilidad? ¿Dónde se podían haber reconocido mutuamente si nunca jamás antes se habían encontrado?
Y en aquél paraje recóndito y afortunado, lejos del mundanal ruido, un alma solitaria que en realidad se estaba preguntando ¿qué hago aquí? se dedicaba a vagar entre los árboles jugando al escondite con los rayos de sol que se colaban entre las tupidas ramas salvajes que cubren y protegen de mancha un terreno todavía no mancillado por la voracidad del progreso.
Tan ensimismado estaba en sus meditaciones que, ni por un momento se apercibió que,
desde la pequeña ermita situada a un trecho del camino, unos ojos le observaban interrogantes preguntándose: ¿qué hace él aquí? quizás aquella cruz de luz que tanto le llamaba la atención, era la señal; el punto exacto donde se habían fundido dos almas que habían estado buscándose durante siglos, escudriñando en el universo.
Una música, una melodía o una canción, suele ser el cuño que marca en nuestra memoria una persona, un lugar, un sentimiento, una emoción, un momento. Cuando me siento flotando en la magia deleitante de los árboles, absorbiendo el afinado sonido de las aves danzantes que cantan a su libertad, mientras el viento acompasa las hojas en una orquestación magistral, me acuerdo de ti; de la paz que allí se respira y de un día en que encontré un alma gemela.
Tenía que ser allí: En La Plana … estaba escrito.
Y la princesa que creía en los cuentos de hadas, pensó que quizás sí …. pero no se trataba de un recuerdo real …. ¿Dónde había visto antes tu poesía interior? ¿Dónde tu sensibilidad? ¿Dónde se podían haber reconocido mutuamente si nunca jamás antes se habían encontrado?
Y en aquél paraje recóndito y afortunado, lejos del mundanal ruido, un alma solitaria que en realidad se estaba preguntando ¿qué hago aquí? se dedicaba a vagar entre los árboles jugando al escondite con los rayos de sol que se colaban entre las tupidas ramas salvajes que cubren y protegen de mancha un terreno todavía no mancillado por la voracidad del progreso.
Tan ensimismado estaba en sus meditaciones que, ni por un momento se apercibió que,

Una música, una melodía o una canción, suele ser el cuño que marca en nuestra memoria una persona, un lugar, un sentimiento, una emoción, un momento. Cuando me siento flotando en la magia deleitante de los árboles, absorbiendo el afinado sonido de las aves danzantes que cantan a su libertad, mientras el viento acompasa las hojas en una orquestación magistral, me acuerdo de ti; de la paz que allí se respira y de un día en que encontré un alma gemela.
Tenía que ser allí: En La Plana … estaba escrito.
Te dejo una brisa de esperanza desde la armonia del coaching.
ResponderEliminarPaz
pacobailacoach.blogspot.com
De nuevo me intoxica este atardecer que acontece a la noche mágica primaveral del Coso, de este Coso oscense. Mientras el recuerdo danza entre mis neuronas, la llaman y no la encuentran. Tendré que educar mi mente, poner un motor, equilibrar y poner todo en marcha…soñar o meditar con mi grupo…majestuosa acordeón humana.
ResponderEliminarTibia la luz de este atardecer que alivia mi cuerpo…como papel mojado junto a esta tabla de planchar, paredes, trapos y camisas que se aman…todos esperamos ser abotonados, avivando mi sentimiento hacia la espina dorsal de esta noche donde anclo por hoy la página de mi vida.
Esta noche es noche oscura, cerrada, sin estrellas y sin guías en mi camino. Negros nubarrones se vislumbran en el futuro inmediato que empieza ahora mismo .... en cuanto den las 0 horas.
ResponderEliminarLa realidad de un anciano que se ha quedado repentinamente hundido y paralizado en el barro de su ocaso, me ha cubierto de luto y de dolor. Dolor intenso. No deseado en el tiempo. Se me hacía lejos pero ese día indeseable ... llegó. Llegó y me siento amenazada por la soledad en que deberé seguir mi senda .. no tengo miedo pero estoy cansada ... muy cansada. Quiero pensar que todavía puedo encontrar un fuerte árbol donde reposar mi espalda, mientras una brisa va a proporcionarme nuevo AIRE para seguir viviendo y un rayo de sol recargará mi agotada batería.
Pero ahora mismo, frente a la montaña que frena mis mentalizados momentos, me siento débil, titubeante e insegura, cuando debo mostrarme valiente, decidida y despreocupada, para que mi pobre viejo asuma que ha cubierto una nueva etapa de su existir y consiga reconciliarse con una nueva galaxia. Qué triste dejar de mirar la vejez a través de un telescópio y darnos cuenta de que, en verdad, ya no la tenemos tan lejos.Son las 0 horas.