Querido padre,
Año 2014. Hoy tendrías 96 años y quizás estarías muy
deteriorado y deprimido. Prefiero sentirte cerca en forma de espíritu
energético y saber que ahora estás mejor que nunca.
Sé que algunas veces te pones triste porque me ves muy sola
y llena de interrogantes. Pero no te preocupes. Tú sabes que, a trancas y
barrancas, siempre consigo seguir dando pasos hacia adelante. Sobre todo me lo
impone el saber que me estás viendo y yo te prometí que seguiría andando de pie.
Ya ves que sigues siendo mi confidente invisible y, contarte
mis penas y alegrías sigue siendo un gran consuelo para mí.
Cuando el próximo año vuelva a contar hacia atrás, estaré en
los 70 y, tal como tú decías, me parece mentira. Sobre todo porque siempre tuve
la impresión de que no llegaría a la vejez. Y ya ves; nadie se cree la edad que
tengo gracias a la impagable herencia que me dejó la Familia Alavedra de su
gran sentido del humor, sus risas y su costumbre de repartir alegría. Menos mal
que salí a ti pues seguro que recuerdas que te casaste con un cactus punzante y
peligroso. No es que te equivocases .. era parte de tu trabajo de vida y lo
superaste con sobresaliente. Nunca fuiste un machista; muy al contrario, eras un
bonachón absolutamente influenciable y crédulo. En estos aspectos, a
consecuencia de mis malas experiencias, yo cambié mucho antes de chip y me
convertí en una desconfiada dedicada a
llevar la contraria a quienes creía pretendían engañarme o utilizarme.
En realidad es una auténtica pena perder las ilusiones, los
sueños, los caminos iluminados, el creer en las personas o esperar el príncipe
azul que nos dibujábamos de pequeños. El mundo y la vida hacen daño. Nunca es
un sendero de flores y poco a poco nos convertimos en animales racionales
heridos, alertas, algunas veces rabiosos y otras desesperadamente tristes.
Muchas veces me pregunto si lo que estoy viviendo es la vida
de verdad o cuando pasamos a tu otro lado es estar lúcido y despertar de una
pesadilla.
Algún año ya no te escribiré. Dejaré de contar los años
hacia atrás y nos encontraremos en el número 0 donde espero disfrutar de un
paraíso para compartir abrazada a tu cuello.
Eres el ser que más encuentro a faltar en la tierra. Nadie
ha dejado su huella tan profunda como la tuya ni las palabras y consejos que
forman parte de mis diccionarios personales. Fuiste un gran padre y un buen
hombre. Para mí es más que suficiente para dar gracias.
Sigue acariciando mi cabeza por las noches cuando estoy
dormida. Tus mimos se hacen imágenes en mis sueños y renuevan mis energías para
el nuevo día que empezará. Es así de sencillo: Sé que estás ahí …. a mi lado.
Te siento, te presiento y te quiero con todo el corazón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario