14 de septiembre de 2009

Neuschwanstein

5 agosto 2009


Con los pies hundidos en las majestuosas alfombras, me he sentido transportada a otra época y gradualmente, ha sido como entrar en comunión contigo; con tu espíritu que, en su viaje en el tiempo, sigue aquí; prisionero de sus quimeras.
Tu mundo fue el reflejo de míticos sueños hechos realidad, gracias a tu poder y disposición del tesoro público.
Todos cuantos pertenecemos a esta anómala especie de escogidos, alguna vez hemos construido dentro de nuestra mente un castillo como éste, donde refugiarnos del agresivo mundo que día a día nos rodea y no sabe ni puede entendernos. Nuestro Neuschwanstein personal.
He pisado reverencialmente los impecables parquets de los salones y los larguísimos pasadizos por donde imagino solías pasear, mientras resonaba en tu cabeza la exaltación ascendente de la música de Wagner. El único artista magistral, cuyo vínculo invisible hacia ti conseguía transportarte en su estruendosa genialidad, hasta la cima más alta del amor y la sublimación, en un estallido brutal que se expandía por tus venas hasta la última gota de una soberbia composición. Y entrabas en éxtasis.

En tus alucinaciones, reclinado sobre un sofá o echado sobre tu faustuosa cama, Tristán e Isolda, Tannahäuser, Lohengrin, La Walquiria y Los Nibelungos engarzando su anillo, escapaban de sus pinturas y se hacían reales para ti; aparición de personajes fantasmales sumidos en sus delirios de miedos, pasiones, deseos e incomprensión que te sumían en un estado colmado de luz y abrasado de felicidad. Entrabas en la Gloria, pero siempre solo.
En estos viajes astro-magnificados nadie podía recorrer tu mismo camino ni culminar en tu misma integración universal. Nadie estaba preparado interiormente, espiritualmente ni elevadamente.
A través de los años, de las épocas y de las vidas, somos muchos a quienes se nos cataloga de “locos” simplemente, porqué no somos iguales que aquellos que viven aferrados a las riquezas y placeres terrenales, provistos de cerebros fríos y calculadores. Pero, lo que no saben, es que hasta que un alma no sea etérea como el aire, libre como el viento, soñadora como la noche y celestial como el universo, nunca podrá saber lo que se puede llegar a sentir cuando nuestros sentimientos se mecen en un columpio de estrellas y están absolutamente integrados en una partitura musical de ángeles y eternidad.

Repentinamente, aquí, estática ante tu propia cama, se han abierto las puertas de mi entendimiento y me he sentido ligada a ti. Ahora sé porque tenía que venir …. Siento una paz inmensa en mi corazón. Aunque rodeada de miles de turistas, me he sentido totalmente excluida de la multitud. Sé que he andado el camino por otro motivo:
He hallado la respuesta a tu hechizo. ¡Quien sabe! Quizás también yo haya vagado alguna vez por estas estancias de tu soledad.
Hoy Luwding, no has estado solo. Lástima no saber si nuestras almas han estado por igual salpicadas con esas purpurinas de colores que iluminan las radiantes galaxias. Tengo la seguridad de que volveremos a encontrarnos en el fin del fin. Mi andadura ha tenido su premio y, parte de mi inconsciente, se queda aquí contigo; invisible junto a la silla que ocupas junto a la chimenea todas las noches, cuando el castillo queda en silencio y nada disturba que puedas seguir reviviendo tus ensueños. Los ensueños son eternos como las almas. La tuya y la mía.

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