4 de agosto de 2010

CUANDO LA MENTE SE OSCURECE


10-7-2010
¿Qué hacer cuando se sabe que ya no existe nada que te ate a la vida y quisieras simplemente fundirte y desaparecer de la faz de la tierra?

¿Qué hacer cuando no hay pozo para derramar todas las lágrimas que emanan del corazón y te esfuerzas por reprimir en la garganta y en las fuentes lagrimales para no llorar en vano por aquello que jamás cambiará para dar sentido al resto de mi vida?

¿Existe algún lugar en el mundo, no dónde olvidar porque eso es imposible, si no donde sentirse aliviada de ese dolor que ahoga mi pecho y a salvo de todo lo que me hiere sin cesar de hacerme sufrir? Lejos de la incomprensión, de la infravaloración, de la inhumanidad y del cambio de mentalidad?

La última persona que me abrazó fue mi padre. ¿Qué hacer cuando se necesita un abrazo donde encontrar apoyo, comprensión, fuerza para seguir adelante, refugio y seguridad mientras siento mi cuerpo rodeado de nada y de vacío?

¿Porqué estando razonablemente en nuestro sano juicio no somos capaces de poner fin a nuestra vida por miedo a qué estado espiritual pueda llevarnos este acto, si creemos firmemente que es la huída perfecta para encontrar la paz?

¿Qué hacer cuando la soledad no es buena porque te muestra constantemente el espejo que refleja tus penas y tu YO no valorado y sin embargo te es imposible acercarte a las personas que charlan de temas anodinos, que ríen y sienten sus momentos de vida cuando yo me siento sumida en una absoluta oscuridad cargada de dolor, de sentimiento de fracaso y desmotivación vital?

¿Dónde debo estar? o ¿dónde no debo estar? o, mejor dicho ¿dónde estoy? ¿Qué hago aquí?

Me siento cansada, agotada de mi larga lucha de vida. Desde que ha fallecido mi padre tengo la sensación de que mi trabajo está hecho. ¡Terminado! Con mejor o peor nota pero no tengo fuerzas para seguir dejando pedazos de corazón y lágrimas de sentimiento por el camino que ahora vislumbro como un desierto de arena infinito, sin horizonte; dónde se que están irremediablemente enterradas todas mis ilusiones y esperanzas de juventud, mis esfuerzos de madre y esposa tempranera, mis inexplicables superesfuerzos entre borrosos recuerdos para mantener a flote mi hogar y conseguir hacer crecer sola a mis hijas, mi segunda y fallida intentona de conseguir un compañero de vida, mi total entrega a mis padres hasta el final y mis desesperadas palabras, escritos, llantos y humillaciones a los que, durante tantos años, me he sometido para conseguir recuperar a unas hijas que me han despreciado, juzgado y condenado injustamente sin opción a defenderme.

Demasiado, una guerra sin tregua .....

Por eso hoy creo que ya no tengo fuerzas ni aliciente para abandonarme a esa soledad inmensa que corporalmente siente un ser humano perdido en un desierto, sin brújula que oriente ningún destino.

Estoy muy cansada; necesito cerrar los ojos y apagar el cerebro ...... para siempre.

2 comentarios:

  1. Solo se me ocurre una palabra: amanece.

    caigo por azar en tu Blog, me dieron ganas de conocer a tu padre y me pareció inteligemnte, creo que yo también diré que "en eso estoy" cuando cumpla años...

    Un saludo

    ResponderEliminar
  2. SIENTO TODO ESTO MARIBEL. DESEO QUE TE MEJORES.
    UN FUERTE ABRAZO
    PACO

    ResponderEliminar