30 de marzo de 2011

LA NOCHE DEL ADIÓS


Las 23,05 de la noche. Día 29 de marzo año 2011. Dentro de una hora, habremos entrado en fecha 30. Poco a poco, tic..tac..tic..tac segundo a segundo, minuto a minuto, creeré oír entre sueños las campanas de una iglesia rural. Tang, tang, tang, Tangggg .. cuatro sones en el espacio. Cuatro golpes de badajo en el hierro fundido de un horario espacial que penetrarán en mis peores pesadillas y en mi latente y triste corazón.

Un año padre. A las 4 de la madrugada, un año sin volver a abrazarte o a regañar contigo por las medicinas que no querías tomar o el agua que no querías beber. Y tenías razón; para qué tanta agua, para qué tantas pastillas. Para conseguir cuatro suspiros más? Para que siguieses pensando que te quedaba muy poco? Para seguir luchando con la muerte porqué no querías dejarme sola?. Las 4 de la madrugada era tu hora y el 30 de marzo de 2010 tu fecha.

Esta noche no es como las otras. Ni siquiera como la del día de tu entierro. Es exactamente la señalada para dejar de estar a tu lado. Desde que nací. A pesar de que me casé, me separé, me hundí, me desesperé y me volví a equivocar un montón de veces, jamás me soltaste de la mano. Tú eras el único hombro real en el que siempre me pude apoyar. Nunca encontré otro. Todos me fallaron. Mi karma debía ser muy denso y pesado para verme obligada a convivir con una soledad interna y externa que me llevó muchas veces a desear desengancharme de la vida antes que los demás. He vivido momentos de intenso dolor, de miedo, de inseguridad y sin embargo no sé que fuerza extraña tiraba de mí hacia delante. Sin rumbo, sin mapa, sin coordinadas ni carta de navegación … siempre en busca de avistar tierra firme. Una tierra que tampoco nunca encontré.

Ahora puedo contártelo porque seguramente ya lo sabes. Tú entendías mis problemas económicos, mis problemas maternales, mis problemas laborales. Pero normalmente en la especie humana el hombre es el ser que no acostumbra a darse cuenta de los grandes sentimientos femeninos. Sé que estar luchando en las trincheras con tan sólo 18 años te obligó a hacerte insensible. Sé que en plena Batalla del Ebro tu vida era un delgado hilo que podía romperse con el soplido de una bala perdida disparada por otro chiquillo. Viste morir amigos, compañeros …. Seguro que era normal que, durante el resto de tu vida, nada te pareciese demasiado importante ni dramático. Tus sentimientos se quedaron enterrados en cualquier campo bajo una tosca cruz de madera.

Y tu forma de ser me decepcionaba. Yo lloraba, chillaba, me desesperaba y nunca pareció que de verdad podías saber como yo me sentía. Te pasaste la vida quitándole la importancia a todo, cuando ese todo era tan importante para mí.

Y por eso hoy, entre las 0 y las 4 horas de la noche quiero pedirte perdón. Perdón por no haberte entendido. Por haberte pedido aquello que no podías darme y por pensar que yo, tu única hija, no era lo primordial para ti. Me quisiste muchísimo: a tu manera; me diste todo el cariño que eras capaz de regalarme y trabajaste sin descanso; noche y día si hacía falta, para que yo tuviese lo mejor.

Me has dejado un montón de cultura, un montón de risas, de canciones, de cine, platos de comida y mis increíbles noches de Reyes. ¿te acuerdas? .. yo siempre dejaba agua y pan seco para los camellos. Porqué se cansaban de correr por las casas y, un año, en la pizarra que me dejaron ponía: Te agradecemos mucho el agua y el pan para los camellos pero a nosotros también nos gustaría tomar algo. Al año siguiente, imprescindible: un pastel de crema y una botella de cava con tres copas para los Reyes Magos. Y lo de siempre para los camellos. A la mañana siguiente, ni rastro del dulce y todo limpio. Yo exclamé: ¡Papa, mama!! Mirar .. los Reyes hasta han lavado los platos y los vasos y los han colocado en su lugar ¡!! Claro ¡! Son Magos .. jajajaja

Eran noches en las que no podía dormir. Como hoy. Sólo que mañana despertaré y no habrán regalos. Tampoco habrá nadie en casa. Simplemente seguiré sabiendo que se ha ido alguien a quién no podré ni sustituir ni olvidar jamás. Y me preguntaré si te devolví lo suficiente.

Te quiero con todo mi corazón y te deseo la paz y la felicidad que, en tu dimensión sin tiempo, te has ganado por haber compartido una vida conmigo. Son las 0,25. Buenas noches papa.

1 comentario:

  1. Fue tu primer hombre, el que te marcó para toda la vida. Solo podemos conectar con el amor, en este caso con el de tu padre, a través del vacío, del silencio que ha dejado para que puedas comprender mejor todo a través del perdón, única manera de sentirte libre.
    Comprendo tus sentimientos descritos y expresados de la misma manera que mi alma lo hubiese hecho.
    Un fuerte abrazo
    Paco

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